
Fervor por Milei se enfría en pueblo rural antes de legislativas de Argentina

Rodeado de campos de trigo y adormecido a la hora de la siesta, el pueblo agroganadero de San Andrés de Giles apostó a Javier Milei en 2023. Dos años después, el fervor se diluye entre desilusión e incertidumbre, de cara a unas legislativas cruciales para el presidente argentino.
En la iluminada biblioteca del pueblo en la provincia de Buenos Aires, Jacqueline Garrahan reordena algunos libros. A sus 58 años, esta exmaestra rural que enseñó por más de tres décadas dice sentirse traicionada por quien creyó iba a encarnar un cambio.
"Creí que iba a terminar la corrupción y hoy me siento totalmente decepcionada", cuenta. "Mucha gente te dice lo mismo: '¿Y ahora qué hacemos? ¿A quién votamos?' Es frustrante".
A días de los comicios de medio mandato el 26 de octubre, Milei enfrenta tensiones internas, derrotas parlamentarias y un malestar social que crece pese a la drástica desaceleración de la inflación.
Garrahan complementa con su empleo en la biblioteca una jubilación que equivale a 600 dólares mensuales y no alcanza para sostener a su hija universitaria. "Con el sueldo de jubilada docente es muy difícil sostener hoy un hijo que quiere superarse, que quiere avanzar", dice a la AFP.
San Andrés de Giles, a 120 km de Buenos Aires, es oscilante en las presidenciales: en 2019 se impuso el peronista Alberto Fernández y en 2023 el ultraliberal Milei.
Pero en las legislativas provinciales de septiembre sorprendió al elegir al peronismo, el movimiento estatista que ocupa el centro de la política argentina desde mediados de siglo pasado.
"Milei no tenía todos los patitos en fila pero lo votamos igual", dice Garrahan. Se declara antiperonista, pero la confrontación del presidente con la universidad pública fue para ella un punto de quiebre.
- "Menos seductor" -
En un paisaje de casas bajas donde todos se conocen, las calles vacías por la siesta se agitan cuando llega la hora de llevar o buscar a los niños a las escuelas.
Frente a una de ellas está Natalia Schiro, empleada farmacéutica de 35 años: "Como todo el mundo, quería un cambio y elegimos el cambio", dice. "Yo voté a Milei, pero ahora estoy decepcionada por cómo estamos viviendo el día a día".
Según el sociólogo Gabriel Vommaro, en las legislativas nacionales estos votantes que buscaron en Milei una alternativa al peronismo pueden diluirse en opciones de centro-derecha fuera del oficialismo.
"Con una economía deprimida, con escándalos de corrupción y bastante incertidumbre respecto de cómo va a manejar las cosas de octubre en adelante, es muy probable que Milei sea mucho menos seductor", comentó el experto de la Universidad Nacional de San Martín.
"Eso no quiere decir que en un eventual balotaje, o en otro contexto parecido, esas mismas personas no vuelvan a optar por Milei", dijo a la AFP.
El presidente además es colorido en sus insultos a opositores -"degenerados fiscales", "zurdos de mierda"-, un hábito que enajena a sus votantes menos fervientes.
"Yo creía que él venía a apaciguar. Es violento, agresivo", lamenta la bibliotecaria.
A la desilusión de electores como ella, se suman los tropiezos del gobierno. La derrota electoral provincial de septiembre desató una corrida cambiaria que Milei intenta frenar con promesas de ayuda de Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, no deja de respaldarlo.
El oficialismo sufrió otro traspié cuando el principal candidato a diputado de Milei debió abandonar la pelea por sus presuntos vínculos con el narcotráfico.
- Contra viento y marea -
En Giles, donde los cultivos se suceden entre silos y galpones con maquinaria agrícola, pesa otra inquietud: la previsibilidad que necesita el agro.
Aldana Guanzini, de 37 años, es una productora rural de tercera generación que cultiva soja, maíz y trigo. Con cinco empleados y unas 3.000 hectáreas bajo producción, exporta el 80% de su cosecha.
En septiembre, el gobierno eliminó los impuestos a la exportación para sumar dólares en plena corrida cambiaria. "Nos pusimos contentos, habíamos tomado un crédito para comprar una cosechadora y teníamos miedo de no poder pagar los insumos para volver a sembrar", cuenta.
El alivio fue fugaz: a los tres días, al restituirse los gravámenes, se impuso la confusión. "Estamos en una incertidumbre total, no nos podemos proyectar", dice.
En minoría en ambas cámaras, el gobierno necesita ganar bancas para profundizar sus reformas y ganar la confianza de los mercados, pero no tiene perspectivas de alcanzar la mayoría, ni siquiera la principal minoría, porque "parte de muy abajo", dice Vommaro.
"De lo que sí estamos seguros es de que no parece encaminarse a una victoria arrolladora", prosigue.
Guanzini, entretanto, no está arrepentida de haberlo votado, pero tampoco convencida de validar su gestión. "Esperaba otra cosa y más transparencia", dice. Aunque "el campo contra viento y marea siempre va a sembrar".
D.Sunwoo--SG